Esta enseñanza me la regaló una gran persona con la que trabajé hace años:
“Doctora Martínez -nos daba sobrenombres a todos- ¿se ha dado cuenta de que para formar grandes equipos -en este caso el Real Madrid- que funcionen como una máquina de hacer goles, los jugadores deben complementarse y hacer cada uno su trabajo a la perfección? Para que un futbolista -como Zidane– brille con luz propia, por su juego creativo y su efectividad frente a la portería del contrario, siempre tiene que existir otro compañero -como Makelele– que haga el trabajo duro, que corra, que recupere el balón y lo pase al jugador estrella para que marque los goles y consiga el objetivo final: que su equipo, el de todos, gane el partido. Cuando cada uno hace bien su trabajo, el que sale beneficiado es el conjunto. Pero para que uno luzca, otros que están detrás, que no son tan famosos, han de brillar en estrella ajena.”
Con esta historia quiero poner en valor el trabajo en la sombra de todas aquellas personas que dan lo mejor de sí mismas para que otros destaquen. Quiero abogar por los Makeleles del mundo, que no se llevan los grandes titulares de las noticias pero sin los cuales sería mucho más difícil que otros marcasen goles y que su equipo ganase. Pero seguro que estás pensando ahora mismo en esa situación que viviste en la que, gracias a tu trabajo, a tu aportación al equipo, llegó la victoria pero el mérito se lo llevaron otros. NO TE RESIGNES.
Ha llegado el momento: ¡Tú también puedes ser Zidane! Tú también vas a brillar; porque eres único, porque te mereces lo mejor de esta vida, porque tienes derecho. Y no te conformas con menos.
Es cierto que nuestras expectativas no siempre coinciden con las respuestas y actitudes de los demás hacia nosotros. Nos entregamos y, a veces, solo recibimos indiferencia. Muchos lo toman como una costumbre, cuando ayudamos siempre y un día dejamos de hacerlo, nos lo hacen saber, nos lo exigen. Rompí un cántaro y ahora me llaman Rompecántaros, dicen en mi pueblo.
Vivimos con expectativas demasiado altas respecto al trato que los demás nos conceden y eso nos hace sentir insatisfechos. Por eso hay que dar sin esperar nada a cambio. La generosidad con el otro debe ser algo gratuito. Así viviremos más felices.
Carpe diem, vive el momento, aquí y ahora. El futuro no existe. Lucha desde tu interior por construirlo. Tienes que encontrar tu lugar en el mundo, ese que te corresponde por naturaleza y porque te lo has ganado, con tu esfuerzo, tu trabajo, tu buen hacer, tu saber SER.
Vive y deja vivir pero construye tu espacio. Desde el corazón, reivindica tu estrella, transfórmate en Zidane, PORQUE LO HAS GANADO, PORQUE TÚ LO VALES, PORQUE TE LO MERECES.