Última semana, días de despedidas, sentimientos encontrados. Nudo en la garganta, abrazos que no se olvidan, momentos cuyas sensaciones y sentimientos quisiera retener para siempre; pero el tiempo pasa, la vida pasa, todo sigue adelante con su inexorable ritmo, nada se detiene. Quisiéramos que los buenos recuerdos durasen una eternidad, pero es imposible. Último paseo a solas por varias calles de Perth, para decirles adiós, también a algunos de mis árboles favoritos y a otros pequeños detalles importantes para mí. Una mirada atrás, una fotografía final, cuesta trabajo, mucho trabajo dejarlo todo, dar la vuelta y tomar el camino a tu tren, platform 4, Thornlie Line, stop Queens Park. En Carlisle pude ver al señor del gorro rojo que todos los días me alegraba con su música callejera. Hasta bajar del vagón ha resultado difícil.
Tres meses y las lágrimas me han asaltado en varias ocasiones. Al principio, por la nostalgia; otras, por impotencia; algunas, por exigirme demasiado; ahora, por el adiós. Sigo preguntándome el porqué de venir a esta ciudad que al principio me parecía impersonal y que ahora quedará para siempre en un rincón de mi corazón. Quizá la respuesta esté en el futuro. Solo sé que he crecido, me he abierto a la vida, como una bocanada de aire que saliese de mis pulmones. He sobrepasado miedos, dudas, pequeños fracasos, inseguridades. Y me marcho más segura, orgullosa, muy orgullosa de haber conseguido superarme a mí misma. Tenía un objetivo: mejorar mi nivel de inglés. Ahora me lanzo con más confianza, pero lo mejor es que he reído mucho en inglés, he soñado un poco en inglés, y he notado amistad y cariño en inglés, porque, al final, la conclusión es que la vida es igual en cualquier lugar. Reímos, amamos, reñimos, nos enfadamos, nos retamos, avanzamos y retrocedemos, y da igual en qué lengua lo hagamos, lo esencial es que nos comunicamos. Puedo asegurar que he sentido verdadero afecto aún faltándome las palabras para expresarlo, y mis lágrimas no mienten. Una mirada, una sonrisa, un gesto, un roce de la piel, un algo que no se puede explicar, pero lo cierto es que las relaciones, la bondad humana y la ternura están, a mi juicio, por encima de las lenguas, que deberían ser siempre inclusivas, no excluyentes.
Y ahora toca poner fin a una experiencia maravillosa, pero otras grandes aventuras y reencuentros nos aguardan a partir de mañana. That’s all. Thanks Perth.