El apego es un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias falsas:
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Es permanente
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Nos va a hacer felices
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Nos da seguridad total
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Y le proporciona sentido a nuestras vidas
Si consideramos que algo o alguien en nuestra vida es indispensable para alcanzar la felicidad, tenemos un grave problema porque hemos creado una dependencia nociva, estamos entregando nuestra alma a una falsedad que no merecemos.
El apego puede corromper, ser un motivo de sufrimiento cuando se convierte en una adicción. Entonces perdemos nuestra tu dignidad, el respeto a uno mismo, a nuestros valores esenciales. También perdemos nuestra libertad, ya no decidimos qué hacer con nuestra vida, estamos bajo la influencia poderosa e inhabilitante de ese apego. Perdemos la tranquilidad y el control, porque una de las características del apego es el miedo a perder lo que se desea. Perdemos por tanto la alegría de vivir y la independencia.
¿Cuándo somos más felices? ¿Cuando conseguimos cosas o cuando necesitamos lo menos posible? Tenemos que alcanzar momentos felices, paz interior y mayor bienestar en nuestras vidas desde la armonía con uno mismo. El 80% de nuestro tiempo lo dedicamos a cosas absolutamente inútiles. ¡Desperdiciamos tanta energía! Y ya sabemos que el trabajo inútil conduce a la melancolía, así que vamos a aprovecharlo en algo mejor, en algo bueno, para nosotros y para los demás.
Hay relaciones de pareja en las que uno de los miembros se siente dependiente del otro. ¿Te ofrece suficiente amor? ¿Te compensa esa relación? ¿Por qué tienes que aguantar? No estamos obligados a soportar una relación que nos ofrece poco beneficio emocional.
Las cosas y las personas cambian, se transforman, se van, no son para siempre. Debemos estar listos para dejarlas marchar.